A la madrugada no me podía dormir y puse una playlist de Warpaint.
Y me puse a pensar en la última vez que te quedaste en casa, con tu perfume nuevo que me quedó un par de días.
Y en cómo estará tu tatuaje de “So good”.
Y en esa tarde en que hicimos fila por horas para conseguir las entradas.
Y en Del Shannon de fondo con un tubo de nebulizador.
Y en la miel del campo y la sal del mar.
Y en que nunca nos llegaron los discos con las polaroids autografiadas.
Y en cómo cantabas “Come on baby” en lugar de “Be my lover”.
Y en los dos saquitos de matecocido con vainilla, miel y azúcar dietética.
Y en los videos que grabamos con la webcam que me regalaste.
Y en cómo te gustaba cancelar los planes cuando llovía, siempre con la excusa de que se te inundaba la cuadra.
Y en la última vez que fui a verlas, sin vos, porque llovía, y en lo mal que la pasé.
Y en que habrías sido el amor de mi vida si hubieran sido otras las circunstancias, pero por suerte fuiste mi persona.
Y en que es casi como si yo fuera el último miembro de una cultura al borde de la extinción, el último en hablar nuestro idioma.
Y en tu cara desfigurada, que nunca vi pero no puedo dejar de imaginarla.