Soñé con hospitales, sus habitaciones de internación y la comida en bandejas de plástico.
Soñé con decenas de escaleras, que siempre terminaban en salas de espera y pasillos que llevaban a más escaleras.
Soñé con playas y con abogados, desesperados por que me uniera a ellos en el mar.
Soñé con personas que irrumpieron de repente, porque las malas noticias viajan muy rápido.
Soñé con promesas incumplidas y con el valor de decir basta.
Soñé con mi cara consumida, esa meta tan elusiva.
Quiero volver a dormir sin preocuparme por lo que aparece de noche.